domingo, 8 de noviembre de 2009



Tendencias

La cultura oscura de Bogotá

Por: Ana María Cubillos Sarmiento
tithonusa@yahoo.com.ar
Fotos: Juan Pablo González Escallón.
Publicado en Revista Directo Bogotá Edición Noviembre

La palabra gótico designa algo más que una subcultura, una tribu urbana, una estética siniestra o un género literario. Es sobre todo una forma de ver el mundo, un estilo de vida diferente y excéntrico que con los años se ha popularizado en la ciudad.

Góticos como Jenny Sandoval y Lord Maldoror tienen muy claro que su cultura, la de los góticos, es muy distinta —así haya elementos comunes— a la de dos grupos con los que comúnmente se les asocia y en el peor de los casos se les confunde: los satánicos y los emo.

“Tanto la cultura gótica como la emo tienen pensamientos sobre la muerte, sin embargo, los góticos miramos la muerte sin miedo, pero esto no quiere decir que queramos morirnos, tú nunca vas a ver a un gótico intentando cortarse las venas y deprimiéndose aún más porque no lo pudo hacer”, comenta entre risas William Martínez, de 19 años, director de Nueve Mundos, un grupo de goth metal (con instrumental sinfónico), creado hace tres meses. William es más conocido por sus amigos como Lord Maldoror; se autodenomina así en honor a un personaje literario que no distinguía entre el bien y el mal, creado por el escritor francés Isidore Lucien Ducasse.

Jenny Sandoval, de 30 años, una gótica aficionada al metal, también exalta la muerte y la ve como un paso adelante, no como el final. Reconoce que cuando fue satánica tenía una idea diferente de la muerte porque ahora es devota cristiana. Pronto contraerá matrimonio en una iglesia cristiana donde la mayoría de los fieles son metaleros “mechudos”, como su novio, quien asumirá la paternidad de su único hijo. Mientras llega la fecha de su boda sigue trabajando como vendedora en S.T.I.G.I.A, la primera tienda gótica de Bogotá.


La inspiración punk

El gótico se inició en Francia entre 1850 y 1860, como un movimiento antisocial encabezado por obreros y por estudiantes. Maquillaban sus caras de blanco y vestían de negro para simbolizar que estaban muertos en vida por la opresión a la que los sometía el sistema. El gótico resurgió como una contracultura en los años 80, cuando se consolidaba el movimiento del punk. Eso explica que el gótico tenga algunos elementos estéticos y musicales del estilo punk.

De ahí que uno de los elementos característicos de la cultura gótica sea la palidez del rostro contrastada con vestuarios negros. Algunos góticos apasionados por la época victoriana, por ejemplo, buscan revivir una época pasada al vestir trajes negros o vino tinto muy sobrios, abrigos largos, camisas con encajes y cruces por doquier. Otros menos refinados, pero más sensuales resaltan el sadomasoquismo con accesorios de cuero, tacones con altas plataformas, pantalones de cuero apretados, tirantas, látigos y gargantillas con taches y chuzos al estilo “dominatrix”. Otros menos radicales prefieren darle cabida a colores más alegres, como el rosado y vestir menos informales con Converse, pantalones pitillos, ropa a rayas o mallas.

Más allá de los diferentes tipos de vestuarios y géneros musicales goth, hay otros elementos que diferencian esta cultura urbana de las demás. Jenny Sandoval, Lord Maldoror, Camilo Alfonso Veloza, Víctor Andrés Salamanca, Jonathan Lesmes —‘Yukito’— y Cristian Montañés, góticos de pura cepa desde hace varios años, coinciden en que la fascinación por lo vampírico, la época victoriana, la noche, el color negro, lo sobrenatural, misterioso y macabro, junto con la sangre y las dualidades como la vida y la muerte, el bien y el mal o el odio y el amor son elementos esenciales para los adeptos de esta cultura.

“La sangre está relacionada con Jesucristo como elemento gótico por el simbolismo de la sangre eterna. De ahí el vino como forma de representación. Por eso la sangre es indispensable en la literatura y el cine gótico”, opina Jenny mientras le toma la medida de los brazos a Víctor, un cliente asiduo de Stigia desde hace cuatro años, que en esa ocasión encargó una chaqueta estilo goth industrial.

“La parte vampírica es fundamental en la cultura, el concepto de espiritualidad, estética, el ser hermoso, erótico, enigmático y solitario son aspectos con los cuales muchos nos identificamos”, afirma Víctor Salamanca, de 26 años, quien se dedica al arte gótico y decora con diseños cibergoth la tienda gótica, Stigia, que su amigo Richard Avendaño creó hace cinco años.

Moda gótica

Stigia Gothic and Industrial Fashion hacen parte del selecto grupo de tiendas especializadas en vestuario, música y accesorios góticos de Bogotá, que están situadas en el centro. La mayoría de la ropa se hace sobre medidas y diseños de los mismos clientes. Los precios oscilan entre $30.000 y $280.000.

Aunque actualmente en la vitrina y en los ganchos hay una mezcla de todo tipo de estilos góticos, Jenny relata que antes, Richard Avendaño, de 34 años, diseñaba colecciones inspirándose en periodos históricos, por ejemplo, en el romanticismo para crear prendas al estilo victoriano. En otra ocasión hizo una colección de corte industrial, es decir, ropa y accesorios en su mayoría hechos en cuero, blusas para mujeres con escotes profundos y cortes bruscos. Para hombres, pantalones apretados y camisas con tirantes cruzados, además de accesorios como manillas y gargantillas con grandes taches.

En la tienda no solo se vende ropa, DVD’s de diferentes grupos, anillos y tribales, también se patrocinan conciertos y fiestas goth. Además, se difunde información sobre eventos culturales como los recitales góticos organizados por Juan Andrés Gutiérrez.


Recitales góticos

El nerviosismo y la emoción de los participantes que leerían sus poemas góticos en la Casa de José Asunción Silva, la tarde soleada del décimosexto día del mes de las brujas era evidente. Declamar ante más de doscientas personas versos salidos del alma nunca será fácil.

Algunas góticas como Cristina Mendoza y Adriana Franco no sólo declamaron, también dedicaron poemas de amor impregnados de nostalgia y melancolía a dos espectadores que se encontraban entre el público.

Abran sus corazones para sentir los versos (…) sean capaces de despertar sentimientos positivos o negativos con sus poemas”, repitió en varias intervenciones Juan Andrés Gutiérrez, de 24 años, director y organizador que le apostó a una poesía alternativa de exaltación de la tragedia, la desesperanza, lo incorpóreo, los espectros y el romanticismo. Imposible no sentir escalofríos con algunas voces trémulas que sublimaron la muerte, la sangre, los fantasmas y los vampiros.

“Sobre la tierra como vampiro guiado tu cadáver de la tumba será arrancado/ luego lívido pagarás por el que fuera tu hogar/ y la sangre de todos los tuyos has de chupar/ allí de tu hija, hermana y esposa a media noche la fuente de vida secarás/ aunque abomines el banquete debes forzosamente nutrir tu cadáver viviente/ tus víctimas antes de expirar en el demonio a su señor verán, maldiciéndose, maldiciéndote”. (Fragmento poesía “Vampirium” de Carlos Sebastián Marín, 20 años).

Al son de dos guitarras tristes los declamadores, en su mayoría hombres y mujeres entre los 20 y 30 años de edad, desahogaron sus más oscuras fantasías en medio de imposibles dualidades.

“Ven por favor/ ámame, muérdeme, mátame/ llévame con tu cuerpo y quémame con tu luz amarga/ con tu odio y tu desprecio/ tus mentiras y falso cuerpo/ (…) Mi sangre agitada hoy detesta tu mirada/ la desea, la idolatra, pero no te quiere ver/ Esqueletos que sonríen con maléfico desdén/ me dicen que te ahorque, te cercene y te despoje/ que te aruñe o te rasguñe y me sumerja en tu piel”. (Fragmento poesía “De nuevo” de Jonathan Lesmes ‘Yukito’, 20 años.)

Patricia Paipa, una gótica victoriana amante de este género lírico, de más de 35 años, se robó la atención del recital no sólo por ser la más adulta de los declamadores, sino por leer versos con su melodioso estilo de voz. A la noche le compuso uno de los cinco poemas que leyó.

“La noche tiembla en mis brazos esperando consuelo mientras me regala sus besos llenos de veneno que solo ella sabe dar a los amantes en duelo/ acaricia mis cabellos, me enreda en sus misterios/ viendo a través de mis ojos atormentados carentes de sueño y danza conmigo un tango/ es mi amante en los desvelos/ la noche tiembla, besa, ama y se queda sin dueño” (Fragmento poema “La Noche”).

El cierre del recital lo hizo Juan Andrés Gutiérrez con la lectura de tres poemas que hicieron volar la imaginación de los espectadores siglos atrás para vislumbrar castillos, musas enfermas y fantasmas. Este joven de apariencia sencilla, quien no se clasifica como gótico sino como artista, escribe poesías desde sus ocho años. Se deleita leyendo escritores como Baudelaire, Bécquer, Walpole y Stoker. Creó la “escena”, como él la denomina, el 14 de octubre del 2008 con el objetivo de apoyar las nuevas propuestas poéticas de los capitalinos. “Buscaba un espacio para divulgar mi poesía y allí encontrar personas que tuvieran escritos con características góticas para apoyarlas y construir una escena sólida. Los recitales nacen sobre todo como un proceso liberador, catártico”. Apuntó el poeta quien es autor de las novelas virtuales “La abadía de Glastonbury” y “El castillo de Neuschwainstein”; también fundador del Grupo Internacional de Poetas Errantes y estudiante de artes en la Universidad Distrital.

Los primeros escritores góticos de finales del siglo XVIII y principios del XIX manifestaron su gusto por lo que uno de ellos, Horacio Walpole, denominó nostalgia de las ruinas góticas y la superstición medieval. “Era un tipo de nostalgia perversa, y Walpole resalto que no había sabiduría comparable a la experiencia de reemplazar lo que se denomina realidad por los sueños. Walpole y sus imitadores solían escoger una versión mítica y afectada de la Europa medieval para escapar de la sociedad de la época”. Extracto del libro Cultura Gótica de Gavin Baddley. Así como Walpole, muchos goths del siglo XXI optan por una versión mitológica de la época victoriana para dar rienda suelta a su imaginación, mientras otros exploran un cierto futurismo, también sombrío, denominándose así mismo cibergóticos.

Música del más allá

Jenny, Maldoror y Víctor quedaron embrujados con el goth metal, escuchar este género fue el inicio de su fascinación por la cultura gótica. Este estilo musical con liricas melodramáticas y fúnebres que combina elementos de la música clásica, barroca y la medieval es sólo uno de los variados gustos musicales de los góticos.

“El movimiento ha crecido bastante gracias a que en los últimos años han aparecido numerosas bandas bogotanas que noche tras noche tienen oportunidades para expresar por medio de la música el sentimiento gótico”, piensa el artista y diseñador Víctor Salamanca.

En bares como Abnocto o Tres Cruces Industrial de la zona de Chapinero se pueden escuchar sonidos que parecieran provenir del más allá. Distintos géneros como el Dark Cabaret, Darkwave Horror punk, Goth industrial, Rock gótico o Post punk retumban en los esqueletos de los que a menudo frecuentan estos dos lugares.

Otros góticos más bohemios como Cristian Camilo Montañés o Lord Maldoror prefieren ir con su “parche” cuando sale la noche a disfrutar en un parque de lo más parecido a la sangre: una buena botella de vino tinto.






Declamadores en Recitales góticos. Yukito esta al lado de la chica de falda a cuadros roja












Lord Maldoror



Jeny Sandoval en su tienda STIGIA



Camilo Montañez.





Juan Andrés. Director Recitales Góticos.Próximo recital 11 de diciembre Casa Poesía Silva.









Accesorios tienda STIGIA.


Cuadro cybergoth de Victor Sandoval.





Ropa de STIGIA