miércoles, 20 de enero de 2010

REFLEXIONES SOBRE HAITÍ Y LOS FALSOS POSITIVOS

Mientras en Haití miles de madres lamentan la perdida de sus hijos por una causa natural en Colombia cientos de madres recuerdan con dolor y resignación el cruel asesinato de los hijos que hipócritamente el “glorioso ejercito” de nuestro país hizo pasar por paramilitares y guerrilleros para justificar su muerte y así darse unas mejores vacaciones de verano.


En Haití miles de personas son enterradas y cercenadas a diario en fosas comunes como se hizo en la primera y segunda guerra mundial. En Colombia, obviamente en una proporción mucho menor, varios jóvenes humildes de Soacha fueron trasladados a otras regiones para terminar en fosas comunes mucho mas pequeñas que las de Haití. Pero, finalmente en una fosa común.


No quiero hacerlos pensar que la intención de este artículo es subestimar la tragedia que viven los haitianos simplemente me parece irónico que antes de solidarizarnos con nuestras victimas prefiramos desviar nuestra atención en otros asuntos internacionales que no contribuirán a cambiar el circulo vicioso de impunidad y corrupción que parece haberse quedado definitivamente en nuestro país.


Seamos sensatos, la solidaridad colombiana con los haitianos no va a cambiar lo que ya fue. Las ayudas ofrecidas por nuestro gobierno son un gesto de colaboración ejemplar que esta menguando en un pequeño porcentaje el dolor y el sufrimiento de miles de familias que lo perdieron todo.


Pero, la pregunta es ¿Qué ha hecho el gobierno para mitigar el dolor de las madres que perdieron sus hijos, no por una catástrofe natural, sino por un hecho cruelmente premeditado? ¿Les han ofrecido algún tipo de ayuda psicológica para superar la pesadilla que para muchas aún continúa? Por lo menos, ¿han hecho una rectificación pública todos aquellos, incluido el presidente Uribe, que aseguraron que las víctimas eran miembros de la guerrilla y las FARC y que por esa razón se les había dado de baja?


¿Se les ha reconocido por lo menos el 1% de las ayudas económicas que nuestro gobierno le ha mandado a Haití para que ellas puedan seguir alimentándose y viviendo humilde pero dignamente?


¿Se les ha brindado seguridad para proteger su vida de aquellos descarados que las amenazan con la muerte para silenciar la verdad?


Luz Edilia Palacio, una de las madres de Soacha que perdió a su hijo, responde con un trágico testimonio todas las preguntas anteriores.


Ella, según una excelente entrevista que pude leer en El Espectador realizada por Cecilia Orozco, huyo de La Dorada, Caldas porque le habían matado uno de sus cinco hijos. Por eso, se traslado a Soacha como pudo sin saber que tiempo después pasaría por el mismo dolor. Bueno, un dolor más profundo porque Jáder Ándres, de 22 años, era el más cercano y cariñoso de los cinco, además era su sustento económico.


Y a pesar del cariño que le tuvo en vida su precaria situación económica casi le impide darle santa sepultura. Su hijo mayor Diómer Iván vivió momentos escalofriantes para rescatar el cuerpo de su hermano que yacía en Ocaña, allí los militares de nuestro glorioso ejército nacional lo mataron a sangre fría junto a con otros jóvenes inocentes para recibir mejores remuneraciones económicas.


Cuando llegaron (hermano mayor y ayudante) a Ocaña no les ayudó la Fiscalía, la Policía ni el Ejército, y ni siquiera el sepulturero. Sólo les dijeron dónde estaba la fosa. A ellos les tocó conseguirse una pala y tuvieron que cavar toda una tarde y la mañana del día siguiente para poderlo encontrar (Andrés). En la primera jornada sacaron de la fosa tres cadáveres que estaban muy descompuestos y todavía no encontraban el de Andrés.”

“Él (Diómer Ivan) me llamaba llorando cada cinco minutos y me decía que estaba desesperado y que no se sentía capaz de seguir adelante. Cuando encontró el cadáver de su hermano se puso peor. Estaba tan hondo el cuerpo que les tocó sacarlo con lazos”.


Luz Edilia y su hijo mayor actualmente están viviendo en una pieza pequeña de Soacha, a veces tienen para comer otras veces no. Diariamente reciben panfletos amenazantes donde dicen que se queden calladas que los sapos mueren por la boca.


Ahora resulta que todas estas madres pasaron de ser victimas hacer victimarias por dañar la imagen del “Glorioso Ejército Colombiano”. Ellas están reclamando justicia, y si la justicia implica demostrar el abuso de poder por parte de algunos militares entonces no se estaría dañando una imagen, sino revelando una verdad.

“En el Ejército dicen que nosotras dañamos la imagen de los militares. Hablan de “dañar la imagen” cuando a nosotras nos dañaron la vida y la honra. La vida, porque nos quitaron a nuestros hijos, y la honra, porque además de que los mataron, dejaron la sospecha de que los muchachos andaban en algo raro”.


Aunque no han recibido ningún tipo de protección por parte de las autoridades competente Luz Edilia afirma que no se irá de Soacha ni de la ciudad hasta que los culpables no estén en la cárcel. Mientras que eso pasa puede que la asesinen primero a ella o su otro hijo.


“Los 17 militares que quedaron libres son los primeros en lograr ese triunfo, gracias a una hábil estrategia de un colectivo de juristas que se dedican a la defensa de los militares y cuyos servicios son prepagados con parte de los salarios de los uniformados y con aportes de asociaciones militaristas. Otros 25 militares envueltos en procesos por asesinatos de civiles podrían lograr su libertad en los próximos días. El Gobierno se ha mostrado más solidario con los encartados que con las familias de las víctimas. En marzo de 2009, el Presidente aseguró que muchos falsos positivos eran “falsas acusaciones” y que por eso no debían “dejarse acomplejar”.


El gobierno de Colombia y la ciudadanía en general se muestra más solidaria con las victimas internacionales. Y lo más grave es que el estado también se muestra más solidario con los victimarios que con quienes verdaderamente lo necesitan.

viernes, 8 de enero de 2010

El basural de Torca




El humedal de Torca se encuentra ubicado en la autopista norte entre las calles 190 y 230, en el sector de Guaymaral y Torca. Pese a que muchas personas trabajan y viven sobre la autopista, a pocos metros de las orillas del humedal, pocas saben con exactitud su ubicación. Algunos más despistados no conocen su existencia.

Su condición, por lo menos en la porción del humedal que se encuentra en el separador de la autopista es deplorable, la basura y escombros taponan los desagües causando inundaciones. En Bogotá se producen 7000 toneladas diarias de residuos sólidos de origen domiciliario, industrial y comercial. Aproximadamente 6000 toneladas son botadas al relleno de Doña Juana y otras 500 son botadas a las calles. Se calcula que un porcentaje de 100 toneladas son arrojadas diariamente a canales, alcantarillas y humedales como el de Torca.

La inundación y el caos vehicular generado por el desbordamiento del humedal Torca a mediados de octubre del 2009 por una lluvia torrencial demuestran que hay varias consideraciones ha tener en cuenta sobre la situación actual del humedal. Las construcciones con fines comerciales que tienen lugar en la autopista norte entre Cementerios de Paz, Bima y Mazda le han quitado cada vez más espacio al humedal para su expansión en estas épocas de lluvia torrenciales. La segunda consideración es que la basura acumulada en el humedal pudo haber causado el desbordamiento del mismo. La Alcaldía mayor de Bogotá se ha pronunciado en varios medios de comunicación al respecto diciendo que cada vez que llueva fuerte la autonorte siempre se inundará. Una posible solución a este peligroso problema sería subir los niveles de la autopista norte, ya que no se puede intervenir permanentemente el humedal, sin embargo los costos, según Samuel Moreno, resultarían demasiado elevados para la ciudad.


Clara Marcela Rojas de 45 años una habitante que vive sobre la autopista frente al humedal, dice estar cansada porque siempre que hay fuertes lluvias como las de mediados de octubre debe aguantarse el ruido del tráfico y los malos olores de la basura que desborda el humedal. “Ese día (inundación) los carros y busetas pitaron más que de costumbre, se quedaron enfrascados en la autopista por más de dos horas y el olor por la basura era más fuerte de lo normal”.



Más pavimento y menos naturaleza

Hasta mediados de los años 50 el humedal de Torca era un solo cuerpo de 5 km pero con el crecimiento de Bogotá se inició la construcción de la autopista norte, con la que el humedal tuvo que ser secado en grandes cantidades para ser rellenado por pavimento, desde entonces quedo en medio de la autopista. También, por esta división se consideran diferentes humedales el de Torca y Guaymaral, siendo el primero aquél que se encuentra ubicado al oriente.

La parte sur del humedal de Torca, fue secada para la creación de cementerios y en la parte central de la autopista se mantiene el humedal con un pequeño sistema de árboles que cada vez se encuentra más rodeados de desechos convencionales dejados en su mayoría por los dueños de tiendas informales de comidas y flores que al finalizar el día por no contar con la infraestructura adecuada arrojan los residuos de sus negocios (botellas, paquetes, flores, papeles, etc.) directamente en el humedal, ya que no cuentan con un servicio de limpieza de basuras. También, los desechos, arrojados por los automóviles que transitan la autopista, son arrastrados por el viento hasta el humedal para sumarse a la colección de basura de este medio natural.

Por otro lado, con el auge de las construcciones alrededor del humedal se ha generado el fenómeno de las “escombreras”. Este término lo menciona Alexander Chaparro, ingeniero ambiental de la universidad de la Salle, en su investigación Valoración cualitativa del humedal de torca por contaminación ambiental en residuos sólidos, realizada durante un año en el humedal de Torca. Las “escombreras” son depósitos de escombros que no cumplen con las normas ambientales de seguridad, algunas volquetas, para ahorrar el dinero que deben pagar a las escombreras botan la basura a los costados de la autopista o dentro de humedal.


Un factor principal que afecta significativamente el desarrollo y mantenimiento de los ecosistemas del humedal de Torca es la perturbación causada por el tráfico diario de más 11600 vehículos que transitan en horas pico por la autopista norte. La construcción de esta vía principal ha afectado y deteriorado el humedal, pues la polución y el ruido que producen los carros causa que las especies migratorias y locales tengan dificultades para establecerse de nuevo en la zona, ya que en su mayoría buscan lugares tranquilos y alejados del ser humano para suplir sus necesidades reproductivas y alimenticias.

El caso de las ratas de tamaños descomunales que merodean el humedal parece ser diferente. Son especies que fisiológicamente están desarrolladas para sobrevivir en lugares contaminados por eso se alimentan de los escombros y desechos convencionales que hay en el humedal. Además de ser muy peligrosas porque pueden trasmitir virus y bacterias a la comunidad a más de un transeúnte le han causado un gran susto o en su defecto una gran confusión, pues el tamaño de algunas hace dudar si verdaderamente son ratas.