jueves, 29 de septiembre de 2011

Salomón Hakim: Un milagro de Colombia para el mundo

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http://www.caracoltv.com/noticias/soyperiodista/articulo-241648-salomon-hakim-un-milagro-de-colombia-para-el-mundo

Por: Ana María Cubillos Sarmiento

El homenaje póstumo que se encuentra a continuación fue realizado después de entrevistar a Fernando Hakim, hijo de Salomón. También investigué gran parte de la vida de este interesante hombre en un libro  escrito por una periodista estadounidense: Lisbeth Fog Corradine.

Salomón Hakim Dow, nació en Barranquilla el 4 de junio de 1929, pasó algunos años de su infancia en Ibagué, realizó sus estudios de bachillerato y carrera universitaria de medicina en la ciudad de Bogotá. Luego, se especializó en neurocirugía y neuropatología en Boston-Estados Unidos. Sus padres, Sofia y Jorge, una pareja de inmigrantes libaneses -que llegaron a Puerto Colombia en 1924- forjaron con disciplina y cariño un carácter culto, sencillo, perseverante, creativo y curioso que acompañaría a Salomón durante sus 82 años de vida.


Don Jorge consideró la ciudad de Ibagué más apropiada para la formación académica y cultural de sus hijos, en total fueron siete hermosas joyas que germinaron de un matrimonio estable y ejemplar. En Ibagué, Salomón estudió hasta sexto de primaria. Después de la jornada escolar recibía clases de música en el Conservatorio. Allí por primera vez, escuchó interpretar los valses de Chopin. Esta pasión y sensibilidad artística por la música, su piano y su órgano lo acompañaron toda su vida, especialmente mientras estudiaba medicina en la Universidad Nacional. En alguna oportunidad ofreció conciertos de órgano para recolectar fondos y destinarlos a los niños de escasos recursos con problemas neurológicos.

En 1996 Salomón -visitó después de muchos años- su Conservatorio del alma, a continuación se transcriben las palabras que registro en El Libro de Visitantes de este emblemático lugar.

“Qué emoción y qué respeto me produce visitar de nuevo este Conservatorio, mi Conservatorio, en donde fui alumno. Aquí aprendí a comprender la música, comencé a sentir la emoción y el significado al oír los acordes y melodías de la música de Beethoven, Chopin, Shubert, Mozart…, etc.

A esta institución le debo gran parte de la felicidad que la vida me ha proporcionado a través de la conexión sutil con el arte de los sonidos que he escuchado en conciertos, interpretaciones, coros, ensayos y hasta en la interpretación y ejecución personal de algunos trozos musicales. Este conocimiento es una gran parte de la educación que todo ser humano debe poseer. Todo se lo debo a las enseñanzas que hace tiempo recibí aquí”. Agosto 9 de 1996. Libro de registro de visitas al Conservatorio.

Salomón fue tataranieto, bisnieto, nieto, papá, tío y hermano de médicos, no es casualidad que su apellido Hakim, signifique médico musulmán. Cuando llegó el momento de elegir la carrera profesional, Hakim optó por la medicina, no solo por su vocación familiar, sino porque podría experimentar ávidamente. "Qué mejor laboratorio que el cuerpo humano", solía afirmar. Al parecer Salomón tenía alma de científico desde antes de nacer.

En su infancia, Hakim se caracterizó por ser un niño inquieto que desbarataba todo lo que había a su alrededor para observar cómo funcionaban las cosas. A diferencia de otros padres, los suyos no veían en Hakim un niño destructivo, por esta razón le fomentaron su curiosidad. En la adolescencia, seguía desbaratando todo, pero para armar nuevos objetos con diferentes funcionalidades. En su vida adulta, gracias a su espíritu creativo y a todos los conocimientos de física, medicina, electrónica y mecánica adquiridos en sus estudios pre y post universitarios diseñó la válvula que lleva su apellido y que hoy en día, casi 60 años después, sigue cambiando positivamente la vida de millones de personas que padecen el síndrome que él descubrió: la hidrocefalia con presión normal.

Desde pequeño fue un niño aficionado a la ciencia, uno de los primeros experimentos de Salomón fue la incubadora de pollos, cuando tenía alrededor de 10 años. “Tomó dos cajas de cartón, una pequeña y otra grande, un poco de aserrín y una resistencia eléctrica. Le midió la temperatura a las gallinas y descubrió que, a diferencia de la de los humanos, lo normal eran 39 grados. Armó un termostato, que consistía en un frasco conectado con un tubo en U. Fue a la tienda a comprar 30 huevos, creyendo obtener 30 pollos. Cuando amaneció, al otro día, en lugar de incubadora, su invento resultó ser un horno. Su familia debió almorzar huevos duros. Otra vez sería” .

Una de las personas que incentivó la curiosidad y tenacidad del doctor Salomón fue el padre Celestino Redín, jesuita del Colegio San Bartolomé en Bogotá, dónde Hakim estudió desde sus 11 años con sus hermanos. Parecía que el padre Redín intuía la importancia que tendría en el futuro ese inteligente adolescente de origen libanés. Por eso, siendo el profesor de física del colegio le dió por primera y única vez en su vida las llaves del laboratorio a uno de sus estudiantes. El padre Redín, no ha vuelto a encontrar un alumno tan especial y tan interesado en aprender siempre más del límite impuesto. “Era un individuo tremendamente respetuoso y cuidadoso de su familia; de una tenacidad asombrosa y una consagración al estudio como yo no he encontrado en otro muchacho. Tenía además otra característica, muy propia de los siriolibaneses, que es una conexión muy fuerte con el hogar”, afirmó Celestino Redín a Lisbeth Fog, una periodista estadounidense que realizó una investigación sobre Salomón Hakim para luego escribir su biografía.

A diferencia de la incubadora de pollos que no funcionó, mientras estuvo en Ibagué Hakim construyó varios aparatos caseros que le funcionaron muy bien. Había fabricado una radio de tubos que sintonizaba una emisora de París. Años más tarde construyó el primer trasmisor de la Voz del Tolima, de Ibagué, consiguió todo el material que existía y el otro se lo inventó con condensadores en paralelo. En una caja armó la fuente de poder. El rústico aparato, también contenía una bandeja para amplificar el sonido y otra de radiofrecuencia para transmitir sin necesidad de alambre. Era una estación pequeña, pero sintonizaba música de Ibagué y sus alrededores. Años más tarde se daño.

Cuando estaba en Bogotá y estudiaba interno en el Colegio San Bartolomé, lejos de sus padres y algunos hermanos- quienes seguían viviendo en Ibagué- diseñó una forma económica y practica para seguir en contacto con su amada familia. Ahorró de su mesada para comprar dos trasmisores pequeños con dos tubos de 6L6 e inventó una estación de radio primitiva, pero muy funcional. “Todas las mañanas me levantaba y hablaba con mi padre. Como me encantaba la música mientras él se afeitaba me trasmitía el Concierto de Paganini”.

Posteriormente durante los primeros semestres de medicina que cursó en la Universidad Nacional, aprovechó todos los conocimientos adquiridos en dos campos que lo apasionaban: la electrónica y la mecánica para construir un transformador con un control de voltaje y un circuito eléctrico que se utilizó en el hospital psiquiátrico de Sibaté. Su invento fue remunerado y reemplazó los choques insulínicos que -a veces- generaban la muerte de algunas neuronas y la pérdida de memoria de algunos pacientes con problemas mentales.

En el año de 1984 se graduó con tesis laureada como doctor en medicina y cirugía de la Universidad Nacional. Salomón recordaba con mucho cariño, el año de su graduación, pues Don Jorge-su padre- se le acercó y le estrecho la mano mientras le decía con orgullo “Doctor Hakim”. Fernando, uno de los cuatro hijos de Salomón, también recuerda con cariño y nostalgia cuando su padre se acercó y revivió la tradición de su abuelo al decirle el día de su grado, mientras le estrechaba su mano y lo miraba fijamente a sus ojos: “Doctor Hakim”.

Sus insaciables ganas de absorber más conocimiento lo motivaron a viajar a Boston, junto con su esposa Ivette, para especializarse en neurocirugía y neuropatología en la Clínica Lahey de Massachussets y en el General Hospital del Harvard Medical School, respectivamente. La neurocirugía fue la especialidad perfecta para Salomón, ya que mezclaba el sistema nervioso, como conjunto de conexiones y el cerebro, como campo para explorar. Amaba esa especialidad y esa pasión por la neurocirugía se la trasmitió a sus hijos Fernando y Rodolfo quienes actualmente son neurocirujanos y trabajan incasablemente junto a su hermano Rodolfo para lograr un impacto médico y científico mayor o igual al de su padre.

Salomón no solo les dejo una herencia de conocimientos teóricos invaluables a sus hijos -quienes desde pequeños se acostumbraron a pasar las horas libres en el laboratorio de su padre, también les enseño una filosofía de vida impregnada de inteligencia emocional. Para él siempre fue preponderante tener un perro en su casa, pues decía que ayudaba a que los niños crecieran con responsabilidad y cariño. También, les mostró con su ejemplo, el trato que se debe tener con las mujeres, siempre les aconsejo que escogieran una esposa que les brindará tranquilidad. Y siempre vivió junto a Ivette, gemela de origen libanés, una vida de pareja ejemplar para sus hijos y la sociedad.

En Estados Unidos Salomón tuvo la oportunidad de aprender junto a los mejores profesores de neurocirugía, personajes que influyeron con sus aportes al mundo entero. Ellos fueron: James Poppen – quien es considerado uno de los mejores neurocirujanos del mundo-, Raymond Adams, y Paul Yokovler, entre otros. Luego de terminar su especialidad, regresó a Colombia a ejercerla en el consultorio de Alejandro Jiménez Arango. En principio trabajaron en equipo y él fue un gran soporte económico para Salomón.



Hidrocefalia con presión Normal (Síndrome de Hakim). ¿Cómo descubrió esta patología?

En una de sus consultas, en el año 57, Salomón recuerda que atendió a Fernando Anaya, un paciente con un trauma craneoencefálico provocado por un accidente automovilístico, tuvieron que operarle un hematoma, luego de la cirugía el paciente se fue para su casa, un mes después el padre de Anaya visitó al Doctor Salomón y le explicó con preocupación que su hijo presentaba una sintomatología extraña: no obedecía órdenes y tampoco controlaba esfínteres. Salomón pensó que el hematoma se había reproducido, así que lo hospitalizó y le realizó una angiografía. La sorpresa fue mayúscula cuando Hakim descubrió que no tenía hematoma, pero si los ventrículos craneanos extremadamente dilatados. Procedió a realizarle una punción lumbar y comprobó que a pesar de tener los ventrículos grandes la presión estaba normal. Luego de extraerle líquido cefalorraquídeo del cerebro (LCR), Fernando Anaya empezó a hablar y a mejorar, pero al cabo de un tiempo volvía a empeorar. Esto lo sorprendió aún más.

¿Por qué el paciente tenía un ventrículo grande y la presión normal? Echando mano de sus conocimientos de física Salomón pensó en la Ley de Pascal, presión es igual a fuerza por unidad de área, y fuerza es presión multiplicada por el área total, con esta fórmula pudo dar respuesta al extraño caso de Anaya y de miles de pacientes que padecían esa misma patología, pero que habían sido mal diagnosticados o no habían recibido un tratamiento adecuado. El desarrollo de la válvula de Hakim, se produjo algunos años después como la solución para controlar el LCR y desaparecer la triada de síntomas que caracterizan esta enfermedad: dificultades para caminar, problemas motores y en la etapa más avanzada impotencia para controlar esfínteres.

Según Salomón, la humanidad pasó por unas etapas terribles en el tratamiento de la hidrocefalia. Se llevaron a cabo muchos experimentos que lejos de ser la solución al problema generaban más consecuencias negativas en los pacientes. Actualmente, Fernando Hakim, también recibe en su consultorio varios pacientes de hidrocefalia con una calidad de vida muy deteriorada, ya que en algunos casos los diagnostican erróneamente con enfermedades demenciales como Alzheimer. “Todavía hoy, muchas personas son diagnosticadas con alzheimer cuando en realidad tienen hidrocefalia con presión normal, síndrome que tiene tratamiento, el alzheimer condena los pacientes al olvido.", afirma con tristeza.

El descubrimiento de Hakim abrió un nuevo capítulo en la historia de la medicina: las demencias tratables. A partir, de la primera publicación en la revista El Journal the neuronal Science de su hallazgo titulado: “La presentación de un problema asintomático de hidrocefalia con presión normal, observaciones de liquido cefalorraquídeo y la hidrodinámica del fluido” en el que comparte el crédito con Adams (aunque el descubrimiento fue propio) se desarrollaron un sinnúmero de investigaciones a nivel mundial sobre esta nueva patología.



La válvula de Hakim

Fernando Hakim, recuerda que una de las enseñanzas más bonitas que le dejo su padre a él y a sus hermanos es que siempre les decía que “todo lo que a uno se le ocurriera podía hacerse realidad con las manos”. Pero él no solo lo decía, también lo hacía, por eso en el laboratorio desordenado del segundo piso de su antigua casa ubicada en la calle 93, diseño la primera válvula capaz de controlar la presión del LCR. Muchas personas que lo conocieron coinciden en que tenía una habilidad manual impresionante para hacer tangible todo lo que se le ocurría en su prodigioso cerebro.

La innovación de la válvula de Hakim consistía en que los materiales utilizados (acero inoxidable, zafiro sintético) y el mecanismo de pegamento del caucho al metal, la hacían menos propensa a infecciones, adicionalmente permitía una mejor circulación interna del LCR. Posteriormente, con el apoyo de su hijo Carlos, biomédico del Institute of Technology de Massachusetts, Hakim desarrolló la válvula programable, un dispositivo sofisticado que beneficia a los pacientes más que antes porque permite regular la presión de la válvula teniendo en cuenta cada caso particular y sin necesidad de intervenir quirúrgicamente al paciente.

Cuando su experimento empezó a funcionar se le abrieron muchas puertas en el exterior, una de las oportunidades más importantes que se le presentó fue su viaje por Europa con el presidente Turbay –también de origen libanes- hacia el año 78. Estando en Suiza en una reunión, lo sentaron justo al lado del señor Lucas Tissot, dueño de la prestigiosa marca de relojes que lleva su apellido, conversaron durante algunas horas, finalmente Lucas le dijo que le ayudaría a producir la válvula programable en su fábrica suiza de alta precisión. Salomón, comentaba “que la persona que más le sacó provecho a ese viaje, no fue el ex -presidente sino él”. Con Tissot hicieron una muy buena amistad. Las primeras válvulas programables se hicieron en Suiza, pero se implantaron por primera vez en el mes de octubre de 1985 en la Clínica Marly de Bogotá.

La importancia de sus investigaciones le hicieron recibir propuestas de establecer su laboratorio en los Estados Unidos, pero Hakim optó por mantener su lugar de acción en Colombia, más exactamente en el norte de Bogotá, donde día tras día avanzaba en sus investigaciones sobre la cavidad craneana junto con sus hijos Carlos y Fernando. Salomón ha sido de uno de los pocos hombres con cerebro brillante y manos prodigiosas que no se olvidó del país. Al contrario, siempre trabajó por destacar la medicina de Colombia internacionalmente.

Durante sus 82 años de vida Salomón fue merecedor de múltiples premios y reconocimientos, todos los agradeció, pero siempre los mantuvo guardados en uno de los cajones de su excéntrico laboratorio. Recibió una carta de felicitación por parte del presidente Bill Clinton cuando él fue presidente de Estados Unidos, fue mencionado cariñosamente en Vivir Para Contarlo, uno los libros de Gabriel García Marques. Ganó el Premio Nacional Al Mérito Científico y fue el primer extranjero en recibir la condecoración del Alumni Achievement Award de los Estados Unidos. Un premio que reconoce a quienes sirven de manera efectiva a la medicina. No se otorga anualmente ni periódicamente, solo cuando alguien verdaderamente lo merece. “Mi papá era demasiado sencillo, se caracterizaba por su humildad y persistencia (...). No le gustaba alardear de todas las condecoraciones que recibió en su carrera profesional, escasamente tenía colgado el diploma de graduación de la Nacional”, afirma con orgullo Fernando Hakim.

Fernando Hakim, recuerda la sencillez de su padre en muchas anécdotas, una de ellas es cuando su padre encargó construir un apartamento y el arquitecto le preguntó sobre los lujos adicionales del baño y otros acabados, él respondió: “Mire señor a mi lo único que me interesa es tener una buena regadera, buena presión, buena agua y un buen colchón de resto que le pongan lo que quieran”.

El consejo que más les repitió a sus cuatro hijos (María Clara, Rodolfo, Carlos y Fernando) era que se sintieran como en Luna de Miel con absolutamente todo lo que hicieran para llegar lejos.

La sensibilidad artística, la habilidad para encontrar respuestas, los conocimientos científicos y técnicos, combinados con una destreza manual envidiable dieron como resultado a un hombre que hizo historia en la medicina mundial; un colombiano de origen libanés que siempre será reconocido por la comunidad científica internacional, un padre, hermano y un hijo ejemplar que logró que la medicina aplicara su válvula para que miles de pacientes diagnosticados con hidrocefalia con presión normal recuperaran su calidad de vida.

Según sus hijos, vivió una vida plena, aunque cuando murió quería seguir trabajando en su laboratorio, desafortunadamente una trombosis venosa profunda le causó una hemorragia en el órgano humano que tanto lo apasionó: el cerebro. El 4 de mayo de 2011 Colombia presenció la pérdida irremplazable de uno de los médicos y científicos más respetados del mundo. “Cuando uno nace, uno llora y todo el mundo alrededor de uno está contento, cuando uno muere uno está contento y todo al mundo alrededor de uno llora”. Salomón.

Testimonios

A continuación se mencionan algunos testimonios y palabras de agradecimiento que algunos pacientes expresaron en portales internet al enterarse de la muerte del Doctor Salomón Hakim.

“Le agradezco tanto a este doctor de corazón el me salvo la vida y ahora es un modelo a seguir para mí, es una persona inigualable no tengo palabras para describir la sensación de tener un ídolo tan grande, una persona que realmente se merece muchos reconocimientos definitivamente el es mi modelo a seguir y por él estoy estudiando biomédica. ¡Gracias doctor Hakim y gracias por ser colombiano!

Mauricio Mosquera

“Doctor usted es la persona que me tiene aquí con vida y gracias a mi padre, ya que soy uno de sus primeros pacientes del año 1971. Mil y mil gracias, y que Dios le bendiga… un abrazo. Resido en Pereira, cuando este en esta linda ciudad bienvenido a mi humilde residencia mi teléfono es 311 6371419”.

Germán Ricardo Salgado Garzón

“Doctor, mi esposa tiene una de sus válvulas desde 1978, en la actualidad tenemos dos hermosos hijos, gracias por todo”.

Danis Caballero Utria

“Doctor primero que todo, GRACIAS DE TODO CORAZÓN mi hijo de 15 años tiene la válvula desde los tres meses de nacido es una persona normal gracias a su maravilloso invento, que DIOS……. nuestro DIOS JEHOVA lo bendiga por salvar tantas vidas. Quisiera si es posible que alguien me cuente sobre casos de personas adultas, para yo saber como evoluciona esta enfermedad en personas adultas, gracias mi teléfono es 311 713 69 37 y mi correo es maripintaflorecitas@hotmail.com”.

Marilu Ortiz

“Le agradezco de todo corazón por esa creación ya que mi hijo Nicolás tenia la válvula y de verdad considero que es un gran invento y me sorprendió mucho al saber que era hecha por un colombiano y otra vez, gracias”.

Katherine Camacho Lizarazo

viernes, 2 de septiembre de 2011

ME APENAN LAS PENAS DE ESTE PAÍS



La justicia en Colombia es cuestionada casi que a diario por periodistas, expertos y la gente del común. Desafortunadamente la percepción mayoritaria de los ciudadanos es que tenemos un sistema penal injusto y contradictorio que en contadas ocasiones resulta efectivo.

En días pasados hubo una gran inconformidad porque un bogotano, Mario Peña Hernández, fue condenado a pagar tres años de cárcel en La Modelo por pagar una arroba de papa con un billete falso de $50.000 en una tienda de barrio. Es cierto que Hernández ya había tenido este mismo modus operandi en otras ocasiones en el mismo lugar. Por esta razón, un juez de conocimiento de Bogotá lo acuso de tráfico de moneda falsa. En ningún momento pretendo minimizar el delito del cliente, porque es una falta de honestidad grave, pero considero que el sentir de todas las personas es que fue una pena injusta. Hasta el tendero se mostró arrepentido porque nunca pensó que el juez profiriera un fallo tan drástico.

Realmente, yo no me imagino al señor Hernández en una de las cárceles más peligrosas del país como lo es La Modelo hablando con sus compañeros de celda sobre las razones por las cuales están allí. Después de que cada uno cuente que esta “pagando cana” como dicen coloquialmente por matar, violar, desmembrar, descuartizar o secuestrar una o más personas, él relatará cada vez que se lo pregunten que deberá pagar treinta y seis meses de prisión por "meter” un billete falso en una tienda de barrio. Creo que el compañero más sano que tendría este personaje dentro de la cárcel Modelo sería uno similar a Víctor García, el mensajero que en 2006 le tocó las nalgas a una mujer y fue condenado –a mi juicio también injustamente-por la Corte Suprema de Justicia a 4 años de prisión por "injuria violenta".

Tristemente lo que puedo vaticinarle a estos dos hombres es que saldrán con vicios y mañas mucho peores de las que tenían antes de ingresar a prisión, porque no creo que este tipo de personas se deba mezclar con otras que han cometido atrocidades mucho más graves. No creo que sea sano ni mucho menos fácil sobrevivir diariamente con asesinos, secuestradores, corruptos y violadores que si son un verdadero peligro para la sociedad. Utilizo la palabra sobrevivir porque eso es lo que tienen que hacer muchos en las prisiones de este país debido a la precariedad de recursos y falta de organización dentro de las mismas.

La situación de las cárceles de nuestro país es muy preocupante, La Modelo-particularmente- presenta índices de hacinamiento muy elevados y pésimas condiciones de vida para sus presos. Sin embargo, la justicia colombiana se da el lujo de apresar hombres que realmente no son una amenaza para la sociedad como si lo son muchos políticos corruptos que utilizan artimañas despreciables para conseguir sus objetivos sin importarles los intereses comunes de la mayoría de las personas. Es realmente vergonzoso que en nuestro país un hombre que cometió un delito menor como lo del billete pague más años de cárcel que otras personas que han robado billones de pesos descaradamente.




Fondos que debían ser invertidos en obras y proyectos necesarios para mejorar la calidad de vida de todos nosotros. Si la justicia colombiana pretende castigar ejemplarmente los robos y estafas en nuestro país lo primero que debería hacer es condenar proporcionalmente a Los Nule, Los Moreno, a Inocencio Meléndez –que de inocente solo tiene el nombre- y a Andrés Felipe Arias entre muchos otros.

Si por meter un billete falso de $50.000 alguien puede recibir 3 años de prisión, por robar billones de pesos ¿cuál sería la condena? Haciendo cuentas alegres serían varias cadenas perpetuas. Pero, la vergonzosa conclusión es que al parecer la justicia –al menos en estos casos- es dependiente y directamente proporcional a la cantidad de recursos económicos y poder político que tenga el acusado.

Es vergonzoso que en nuestro país los agresores sexuales que conocen a su víctima reciban una condena menor que los agresores desconocidos. Es decir, si es el papá quien violó al hijo, por ley recibe menos años de cárcel que un desconocido que también haya violado al mismo niño. Increíble, pero cierto.

Es incomprensible que un hombre que tocó las nalgas de una mujer en un lugar público, y nuevamente reitero que no quiero minimizar este hecho porque soy mujer y nunca justificaría ningún acto que viole nuestra integrad, haya sido condenado a 48 meses de prisión, mientras que un hombre que deformo la cara de una adolescente con ácido aún este caminando por ahí o tal vez, leyendo este artículo desde la comodidad de su sofá.

A mi juicio es un poco desproporcional que un hombre sea condenado a 20 años de prisión por adiestrar a un perro para agredir sexualmente a un niño, lo cual es un caso completamente aberrante y atípico-el primero denunciado en el país-, mientras diariamente cientos de niños y niñas siguen siendo obligados a tener sexo con algún familiar o vecino que lógicamente se encuentra en libertad.

El último caso que ha indignado nacionalmente al país es la decisión de darle casa por cárcel a Alirio de Jesús Rendón, alias el cebollero. El juez adujo unos supuestos problemas cardíacos del acusado que no le permitirían estar en prisión junto a personas que si han cometido crímenes y vejámenes similares a los que este personaje realizaba con su banda de sicarios-Unión Calatrava- en Medellín, más exactamente en el municipio de Itagüí.


El cebollero, tras confesar sus crímenes fue condenado a 50 meses de prisión, es decir dos meses más que el mensajero que le toco la cola a una mujer en un lugar público. La diferencia es que el sicario podría terminar pagando su condena -por todas las muertes y atrocidades que cometió- desde la comodidad de su hogar. Bueno, lo otro es que seguiría delinquiendo con un dedo desde su casa. Esperemos que la sustitución del juez que llevaba este caso sea suficiente para asegurar que el cebollero cumpla con su condena completa y desde la cárcel.

Todos estos casos -dónde se aplica la ley de manera excesiva para algunos que cometen procederes menores y de forma irrisoria para otros que cometen aborrecibles delitos de lesa humanidad- son los síntomas de una grave enfermedad, casi que mortal, que presenta el sistema penal colombiano. Una enfermedad causada –en gran parte- por enormes contradicciones legislativas y por el peligroso virus de la política criminal. Siete años sin ministerio de Justicia tendría que tener algunas consecuencias ¿no?

Definitivamente necesitamos una reforma a la justicia que sea víable y real. Muchos congresistas oportunistas presentan proyectos de ley de contenido penal no para desarrollarlos y ponerlos en práctica, sino para obtener votos y notoriedad. Para que su nombre circule favorablemente en la opinión pública.

Seguiremos en espera de un profundo cambio a la justicia, hasta que eso no suceda seguiré apenándome de las penas de este país.