domingo, 29 de marzo de 2009

Karina… ¿Gestora de paz?

Más allá de las hipótesis que se han tejido en torno a la telaraña del nombramiento como gestores de paz de ex guerrilleros tan temidos y sanguinarios como “Karina” y “Olivo” es necesario analizar la viabilidad de ejecutar dicha función implementada por el presidente Uribe.

Algunos como León Valencia han dicho que el polémico nombramiento más que ser una estrategia de paz es una táctica de guerra para derrotar a las Farc y además, ensuciar el buen nombre del movimiento de colombianos y colombianas por la paz que ha venido liderando satisfactoriamente Piedad Córdoba.

Otros como Holguín manifiestan que la medida tomada por el gobierno, pese infringir acuerdos a priori que había mencionado el Comisionado de paz Luis Carlos Restrepo (como otorgar beneficios a los guerrilleros que hubieran entregado secuestrados, beneficios que han recibido Karina y Olivo sin entregar ningún secuestrado) es un triunfo para la política de seguridad democrática porque se está trasmitiendo un mensaje fuerte para que todos los guerrilleros de Colombia se desmovilicen teniendo en cuenta las ventajas que han recibido sus ex compañeros combatientes a pesar de todo el daño y sangre que derramaron en distintas regiones del país.

¿Pueden cumplir “Karina” y “Olivo” con la labor designada por el gobierno de llevar a cabo labores de paz? Las probabilidades que debe tener el gobierno deben ser bastantes altas para justificar dichos nombramiento. Por un lado en este momento no hay negociaciones en curso con la guerrilla, por otro la historia se puede repetir y puede suceder lo mismo que con Rodrigo Granda (volvió a la guerrilla y nunca cumplió lo acordado con el gobierno).

Elda Mosquera, alias ‘Karina’ en este momento es un objetivo militar clave para sus ex compañeros de guerra. Ella lo sabe, sin embargo cree que hay una manera de acercarse a los guerrilleros para convencerlos de que la desmovilización es la mejor alternativa para conseguir la paz.

Como están las cosas parece difícil creer que Elda y “Olivo” puedan llevar a cabo las labores de paz designadas por el gobierno. Además, es fundamental que en caso de que pudieran realizar su función como gestores, primero dijeran toda la verdad a la sociedad colombiana. Es el primer paso que deben dar para que su nueva vocación empiece a ser vista como una muestra de seriedad, honestidad y compromiso de paz.

Sin embargo, los hechos o más bien las palabras reflejan que Karina está lejos de dar ese paso fundamental. En una entrevista concedida a El Espectador el día 17 de marzo del año en curso afirmó que después de pertenecer 24 años a las FARC no se consideraba una asesina. Dijo no saber de dónde provenía la fama de bárbara, cruel y sanguinaria que la caracteriza.

Sostuvo entre otras cosas que jamás asesinó a nadie fuera de combate, lo que hace pensar que sólo dio de baja a militares y enemigos que estaban en las mismas condiciones para combatir, es decir armados.

Me gustaría creer que lo que dice Elda Mosquera es verdad. Pero, los testimonios de cientos de familias desmembradas en Urabá y Caldas dicen otra cosa. Sólo en el oriente de Antioquia ya hay más de 400 demandas de víctimas contra ella, y la mayoría son por muertes selectivas y desapariciones.

La ex-guerrilera afirma que sí puede ser gestora de paz porque ya confesó sus crímenes. Sin embargo, en la entrevista mencionada anteriormente cuando le preguntan de cuál crimen se arrepentía. Ella dijo “Yo no cometí ningún crimen en la guerra, todo lo que hice fue en una confrontación de un país en conflicto”.

La masacre de La Chinita, las tomas del corregimiento de Montebonito y de Arboleda dónde murieron un bebe, una mujer embarazada y más de 20 civiles respectivamente. La orden de hacer bajar un campesino de un bus y su familia para castrarlo delante de ella de un tiro ¿no son crímenes?, sino son crímenes, entonces qué son.

La rebelde más importante y cruel de las Farc que azotó durante la última década los departamentos de Antioquia y Caldas, por quien el presidente Uribe ofreció en su momento una recompensa de mil 700 millones de pesos. Aseguró que no tiene impedimento alguno para ser gestora de paz porque ya se perdonó y tiene su conciencia tranquila.

La sociedad colombiana no puede aceptar una gestora de paz que no reconoce sus crímenes de lesa humanidad, que busca resarcir a sus victimas, pero que no reconoce que tipo de acciones violentas cometió contra ellas. ¡Que no nos metan una vez más gato por liebre!

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