Descarada discriminación sexual en la Policia Nacional

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Dicen coloquialmente que la justicia cojea, pero llega. A veces tarda hasta once años, pero llega. Este es el caso de Sandra Mora quien actualmente fue reintegrada a la policía, después de que un juez comprobará los verdaderos motivos por los cuales la destituyeron en el 2000 de la Policía.

La explicación que figuraba en los archivos de la Policía lo clasificaba como un caso corriente de corrupción: nexos con paramilitarismo y narcotráfico. Pan de todos los días en un país dónde la corrupción penetra con tanta facilidad. Sin embargo, el Tribunal confirmó que lejos de ser un crimen estipulado en el derecho colombiano, fue el ejercicio pleno de una libertad: su condición homosexual lo que ocasionó su despido y el infierno que vivió ella y su familia durante los siguientes 11 años. Tuvo que enfrentar un verdadero calvario: sus hermanos no pudieron ingresar a la institución, debió cargar con la cruz de estar relacionada con las mafias delincuentes de este país, quedó además desempleada y ella y su mamá- a la fecha- han sido amenazadas telefónica y personalmente en varias ocasiones.

La historia

Desde que el coronel de ese entonces, Mario Gutiérrez Jiménez, se enteró que la teniente Sandra Mora era lesbiana empezaron las amenazas y las sucias estrategias para echarla de la institución. Lo primero que le dijo, o más bien le ordeno, es que debía finalizar la relación sentimental que sostenía con su novia. Le dijo que si no lo hacía la iba acusar de nexos con el narcotráfico para que la destituyeran. Siete meses después, en abril de 2000, el coronel presentó un informe en su contra en la Junta Asesora de Generales por esos presuntos hechos y recomendó que la sacaran. Un mes más tarde fue retirada.

Es completamente inaceptable y reprochable que un coronel invente cargos para justificar el despido de una persona por el simple hecho de tener una orientación sexual diferente. Pero, seguramente este no es ni el primer ni el último caso similar y de muchos nunca tendremos noticia. La teniente Mora tuvo suerte porque un mayor general declaro a su favor, de lo contrario no habría tenido forma de comprobar su inocencia ni de ser indemnizada.

El Juez ordeno que a la teniente Mora se le deben reconocer todos los salarios dejados de recibir durante estos 11 años y que la deben reintegrar a la Policía con el grado que tenía cuando fue retirada o con uno superior. El Tribunal confirmó la decisión del juez, y le ordena a la institución que el reintegro debe ser inmediato, que debe ser llamada a curso de capitán y luego de llenar todos los requisitos debe ser llamada a curso de mayor para reconocer la antigüedad y grado que tendría si no hubiera sido retirada por supuesta “desviación de poder”.

También, existen muchos casos de militares y policías que por temor a correr con la misma suerte de la teniente Mora o por falta de pantalones para aceptar su identidad sexual se casan y hasta tienen hijos. <<¿Qué le hace más daño a la sociedad? ¿Un homosexual confeso que quiere estar tranquilamente con otro, o uno que lo oculte teniendo hijos con una mujer?

Además de la noticia, también me sorprende muchas críticas de usuarios que comentaron editoriales y entrevistas hechas a la afectada sobre el tema en un reconocido periódico que también tiene versión digital. Son opiniones -que a mi juicio- son completamente subjetivas y fáciles de tumbar. Pero, al mismo tiempo son el reflejo de una inmensa mayoría que aún sigue siendo homofóbica y conservadora. Una inmensa mayoría que no está dispuesta a aceptar la diferencia. Y que todavía considera que el lesbianismo es una enfermedad mental que debe ser curada con cualquier método.

Una sociedad que pretenda ser realmente justa y democrática debe seguir avanzando en el reconocimiento y el respeto de la diferencia de lo contrario seguirán pasando miles de casos similares o peores que el de la teniente Mora. Si usted conoce un caso similar denúncielo, todos tenemos derecho a nuestros derechos. Un policia no es menos por ser homosexual. Así como tampoco es más por abusar de su poder, violar, o matar grafiteros en la calle.